viernes, 19 de octubre de 2007

La división por género

Existen en las sociedades muchas formas de establecer diferencias entre las personas, siendo la más común la división por género. Esta categoría empleada desde inicios de la humanidad tiene como fundamento la repartición natural de roles; así mientras a la mujer se le asignan roles reproductivos, al varón se asignan roles comunitarios y productivos.
Así, existe de forma natural en nuestra sociedad un inequidad entre varones y mujeres, esta inequidad está sustentada en costumbres y creencias sobre los roles que corresponden a cada sexo. Históricamente hay una gran influencia del mestizaje. Diferentes estudios concuerdan en que la dominación se constituyó más allá de lo político y económico, llegando a lo cultural y, por ende, a la esfera de la sexualidad. Así, la mujer era dominada por constituir parte de la propiedad del padre y luego del esposo, quedando imposibilitada de ejercer sus derechos.
El historiador Jeffrey Weeks (1997) propone que el origen de la intolerancia a la diversidad sexual está en la moral cristiana del siglo XIX que proponía que la sexualidad era prueba de la divinidad de Dios y debía estar libre de perversiones, para ello las personas debían establecer relaciones íntimas según parámetros eclesiásticos y bíblicos que anulaban la diversidad; así todo lo diverso era perversión, y originaba que el diferente sea "perverso" dentro de la comunidad.
La mujer era considerada como fuente de placer pero guardada como objeto de dignidad, símbolo de pureza y valores cristianos, alejarse de ello era considerado una perversión.
Esta forma de pensar estaba extendida al proceso educativo, que en su desarrollo histórico ha ido interiorizando este discurso, de manera que la inequidad entre géneros ha quedado justificada en el proceso educativo. Esto provoca que no exista igualdad de derechos entre chicos y chicas.

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